Decidir cuándo derivar a psiquiatría es una competencia esencial para cualquier profesional de la salud mental. La derivación oportuna evita sufrimiento innecesario, previene riesgos y optimiza el proceso terapéutico. Desde la experiencia clínica de más de cuatro décadas del Dr. José Luis Marín, psiquiatra y director de Formación Psicoterapia, proponemos una guía clara, integradora y basada en evidencia que respeta la complejidad mente-cuerpo y el papel de los determinantes sociales en la salud.
Por qué importa decidir bien la derivación
Derivar no es renunciar al encuadre, sino fortalecerlo. Un diagnóstico psiquiátrico ajustado, el manejo farmacológico cuando es necesario y la evaluación médica integral pueden consolidar la alianza terapéutica y acelerar el progreso. También protege al profesional al sostener decisiones éticas y documentadas frente a situaciones de riesgo.
Principio rector: seguridad, sufrimiento y funcionalidad
El juicio clínico puede organizarse en tres ejes transversales. Este marco, útil para responder a la pregunta práctica de cuándo derivar a psiquiatría, prioriza la seguridad, el alivio del sufrimiento y la recuperación del funcionamiento diario del paciente.
Seguridad
La seguridad del paciente y de terceros es el primer filtro. Ideas autolíticas, impulsividad grave, delirios con mandato o estados confusionales exigen evaluación médica inmediata. Sin seguridad no hay proceso psicoterapéutico sostenible.
Sufrimiento
Un nivel de malestar que desborda la capacidad de mentalización impide el trabajo psicológico profundo. La interconsulta puede aportar contención biológica y somática que reduzca el tormento y permita retomar la exploración de significados, afectos y vínculos.
Funcionalidad
Cuando se deterioran la energía, el sueño, el apetito o la atención al punto de afectar el trabajo, los estudios o el cuidado personal, la evaluación psiquiátrica ayuda a restablecer un mínimo de equilibrio y ritmo circadiano, condición básica para sostener el proceso terapéutico.
Señales clínicas que exigen valoración psiquiátrica urgente
En estas situaciones no conviene demorar la derivación. La coordinación rápida con psiquiatría protege al paciente y al terapeuta, y permite tomar decisiones médicas seguras.
Riesgo suicida o de violencia
Presencia de plan, medios disponibles, desesperanza intensa, intentos recientes o estados de embriaguez que reducen el control de impulsos. La intervención incluye evaluación de letalidad, contrato de seguridad viable y, si procede, derivación a urgencias.
Psicosis, manía o catatonia
Ideas delirantes estructuradas, alucinaciones imperativas, conducta desorganizada, verborrea con fuga de ideas, disminución drástica de la necesidad de sueño o inhibición motora severa. Son cuadros con riesgo médico y social significativo.
Intoxicación, abstinencia o delirium
Consumo reciente con signos somáticos de alarma, abstinencia complicada (por ejemplo, de alcohol o benzodiacepinas) o confusión aguda con fluctuaciones de conciencia. Requieren monitorización médica y, a menudo, ingreso.
Compromiso orgánico grave
Desnutrición, deshidratación, arritmias, fiebre sin foco, cefalea explosiva, déficit neurológico focal, alteración súbita de la memoria o de la conducta. Considerar causas médicas como encefalitis autoinmune, trastornos tiroideos o efectos adversos de fármacos.
Perinatal y posparto
En la gestación y el puerperio el riesgo puede escalar rápido. La psicosis posparto es una urgencia. La coordinación psiquiátrica debe respetar la lactancia y la salud de la díada madre-bebé.
Indicadores de derivación preferente (no urgente) en la consulta
Además de las urgencias, existen escenarios frecuentes en los que la interconsulta aporta precisión diagnóstica, alivio sintomático y prevención de cronicidad. Aquí la pregunta de cuándo derivar a psiquiatría se responde con prudencia y planificación.
Respuesta insuficiente al proceso terapéutico
Cuando, pese a un encuadre consistente y al trabajo relacional, persisten insomnio grave, anergia o anhedonia incapacitante durante semanas, añadir una evaluación psiquiátrica puede facilitar el abordaje multimodal del caso.
Estrés traumático complejo y disociación
En trauma del desarrollo con picos de hiperactivación o colapso, la psiquiatría puede colaborar en estabilización del sueño, reducción de pesadillas y manejo de la ansiedad somática, sin desplazar el foco en la integración de memorias y vínculos.
Trastornos del sueño y ritmo circadiano
Insomnio crónico, despertares con pánico, inversión de ritmos o parasomnias con riesgo. Regular el sueño mejora neuroplasticidad, memoria emocional y capacidad de introspección.
Síntomas somáticos persistentes
Dolor crónico, cefaleas, colon irritable o disautonomías pueden vincularse a trauma y estrés, pero también a patología médica. La evaluación psiquiátrica, integrada a medicina interna, discrimina causas orgánicas y optimiza el plan.
Polifarmacia y efectos adversos
Pacientes con múltiples fármacos, tolerancia baja o efectos secundarios que erosionan la adherencia. La psiquiatría puede racionalizar el tratamiento y diseñar deprescripción segura cuando procede.
Etapas vitales sensibles
Adolescencia, perinatalidad y vejez presentan vulnerabilidades neurobiológicas y sociales. La derivación favorece decisiones cuidadosas sobre fármacos, somática y entorno familiar.
Determinantes sociales de la salud y su peso en la derivación
Desempleo, violencia, migración forzada o precariedad residencial impactan la regulación emocional y la biología del estrés. Derivar puede facilitar bajas laborales, informes clínicos y coordinación con recursos comunitarios que sostienen el proceso terapéutico.
Medicina psicosomática: no todo es “psicológico” ni todo es “orgánico”
El eje mente-cuerpo es bidireccional. El trauma y las experiencias tempranas moldean inmunidad, inflamación y eje HPA, mientras la enfermedad física reconfigura la vivencia del self. La derivación psiquiátrica integra ambas dimensiones sin reduccionismos.
Exploración básica en consulta
Interrogue sobre sueño, apetito, peso, consumo de sustancias, fármacos actuales, ciclos menstruales, dolor, fiebre, antecedentes tiroideos y cardiometabólicos. El patrón temporal de los síntomas orienta hacia etiologías médicas o reactivas.
Pruebas complementarias frecuentes
Según clínica y protocolos locales: hemograma, perfil tiroideo, vitamina B12/folato, glucemia, función renal y hepática. En casos seleccionados, ferritina, PCR y, si procede, EEG o neuroimagen. Coordine con atención primaria o psiquiatría para evitar duplicidades.
Trabajo conjunto psicoterapia-psiquiatría: modelos de colaboración
El éxito de la derivación se mide por la calidad de la colaboración. Informes claros, objetivos compartidos y canales de comunicación seguros garantizan continuidad asistencial y mejoran resultados.
Interconsulta puntual
Útil para segunda opinión diagnóstica, ajuste fino del plan o cribado de riesgos. Permite mantener el encuadre original con apoyo específico y temporal.
Codirección en casos complejos
En trauma complejo, comorbilidad médica o recaídas repetidas, establecer objetivos integrados, con revisiones conjuntas, evita mensajes contradictorios y refuerza la confianza del paciente.
Criterios de reevaluación y alta
Defina por escrito cuándo reevaluar, escalar o disminuir intervenciones. La deprescripción y el retorno a monoterapia psicoterapéutica son metas cuando el paciente recupera regulación, funcionalidad y redes de apoyo.
Psicofarmacología con propósito: sumar sin suplantar
Los fármacos pueden ser andamios, no la casa. Su propósito es aliviar para permitir el trabajo del significado, el vínculo y la historia. Ajustes graduales, monitorización somática y educación al paciente reducen riesgos y mejoran adherencia.
Cuándo sumar
Síntomas intensos que bloquean el proceso, insomnio refractario, impulsividad peligrosa o dolor somático que no cede. El plan farmacológico debe alinearse con objetivos psicoterapéuticos y revisarse periódicamente.
Cuándo deprescribir
Tras estabilidad clínica mantenida, ausencia de recaídas y recuperación funcional, considerar reducciones lentas. Documente la toma de decisiones compartidas y acuerde señales de alarma para revertir el proceso si es necesario.
Consideraciones especiales por etapa de vida y contexto
La decisión de cuándo derivar a psiquiatría varía con la neurobiología, la somática y el entorno. A continuación, focos de atención que mejoran el juicio clínico.
Infancia y adolescencia
Preferir evaluaciones que integren familia y escuela. Atención a TDAH, tics, trastornos del sueño y sobrediagnósticos. Evitar medicalizar problemas relacionales sin un mapa sistémico.
Perinatal
En gestantes y puérperas, ponderar riesgo-beneficio de cada fármaco, salud de la díada y apoyo social. La intervención temprana previene sufrimiento transgeneracional.
Personas mayores
Más sensibilidad a efectos adversos, interacciones y delirium. Ajustes de dosis, revisión de polifarmacia y cribado de deterioro cognitivo son ineludibles.
Diversidad cultural y migración
El sufrimiento se expresa de modos culturalmente codificados. La derivación respetuosa requiere intérpretes, sensibilidad intercultural y reconocimiento de duelos migratorios.
Cómo comunicar la derivación sin dañar la alianza
La manera en que presentamos la interconsulta modela la experiencia del paciente. Derivar puede vivirse como cuidado ampliado, no como expulsión.
Lenguaje que vincula
Explique que se busca sumar miradas para aliviar antes. Valide el esfuerzo del paciente y su agencia en cada decisión. La transparencia disminuye la vergüenza y la defensividad.
Consentimiento informado
Defina objetivos, roles y límites de cada profesional. Aclare la confidencialidad y la comunicación entre equipos. El consentimiento es un proceso, no un formulario.
Documentación
Registre motivos de derivación, riesgos, alternativas y acuerdos. Esta trazabilidad protege al paciente y al terapeuta, y facilita el trabajo colaborativo.
Casos breves desde la práctica clínica
Vigneta 1: mujer de 34 años, trauma complejo, pesadillas y disociación. Se deriva para estabilización del sueño y evaluación de dolor pélvico. Coordinación quincenal; al mes, mejor regulación y avance en trabajo de apego.
Vigneta 2: varón de 52 años con pérdida funcional abrupta, astenia y ánimo bajo. Derivación preferente; hipotiroidismo subclínico y anemia ferropénica. Tratamiento médico y reencuadre psicoterapéutico con focos realistas.
Vigneta 3: adolescente de 16 años con consumo de cannabis, insomnio y tristeza. Derivación conjunta con familia. Intervención en ritmos, psicoeducación y acompañamiento escolar. Reducción del consumo y retomada de intereses.
Checklist práctico para decidir la derivación
Use esta lista como apoyo ágil en consulta. No sustituye el juicio clínico, pero puede ordenar la decisión sobre cuándo derivar a psiquiatría y cómo comunicarla.
- ¿Hay riesgo inminente para sí o para otros? Si es sí, derivación urgente.
- ¿El sufrimiento bloquea el trabajo terapéutico pese a un encuadre sólido?
- ¿Existe deterioro funcional marcado en sueño, energía o rendimiento?
- ¿Hay sospecha de causa orgánica o efectos adversos de fármacos?
- ¿Se requieren informes, bajas o coordinación con recursos sociales?
- ¿Se transita una etapa vital de alto riesgo (perinatal, adolescencia, vejez)?
Errores comunes y cómo evitarlos
Esperar a “tener certeza” en lugar de derivar por probabilidad y riesgo. Reducir el cuadro a lo psicológico sin cribar causas médicas. Derivar sin propósito claro ni objetivos compartidos. No reevaluar tras la interconsulta. La formación continua minimiza estos desvíos.
Formación continua para un juicio clínico más fino
La decisión sobre cuándo derivar a psiquiatría mejora con reflexión, supervisión y estudio. En Formación Psicoterapia desarrollamos programas avanzados en teoría del apego, trauma, estrés y medicina psicosomática, integrando ciencia y humanidad para una práctica clínica segura y eficaz.
Conclusión
Derivar con criterio es un acto de cuidado. La seguridad, el alivio del sufrimiento y la funcionalidad guían la respuesta a la pregunta de cuándo derivar a psiquiatría. La colaboración entre psicoterapia y psiquiatría potencia resultados y honra la complejidad mente-cuerpo. Si deseas profundizar, explora nuestros cursos avanzados en Formación Psicoterapia.
Preguntas frecuentes
¿Cuáles son los criterios inmediatos para derivar a psiquiatría?
Deriva de inmediato ante riesgo suicida, violencia, psicosis, manía, catatonia o delirium. También cuando hay compromiso médico agudo, intoxicación o abstinencia complicada. Si el paciente está en perinatal con síntomas psicóticos o confusionales, prioriza urgencias. Documenta la decisión, activa redes de apoyo y coordina traslado seguro al dispositivo adecuado.
¿Cómo diferencio un cuadro orgánico de uno funcional en salud mental?
Explora inicio agudo, fluctuaciones de conciencia, fiebre, déficit neurológico y efectos de fármacos. Pide apoyo médico para analítica básica y, si procede, neuroimagen. Un patrón crónico, vinculado a estrés o trauma, sugiere etiología funcional, pero confirma con cribado somático. Ante duda razonable, prioriza la derivación y el trabajo conjunto.
¿Cuándo derivar a psiquiatría si ya hay terapia en curso?
Deriva cuando el sufrimiento bloquea la terapia, hay deterioro funcional marcado o sospecha de comorbilidad médica. Si tras semanas de intervención consistente los síntomas no ceden, suma evaluación psiquiátrica. Fija objetivos compartidos, revisa en 4-6 semanas y ajusta el plan. La alianza se fortalece si el paciente comprende el propósito de la interconsulta.
¿Cómo explicar la derivación sin que el paciente se sienta “rechazado”?
Presenta la derivación como cuidado ampliado para aliviar antes y mejor. Valida su esfuerzo, define roles y asegura comunicación entre profesionales. Usa un lenguaje de cooperación, no de delegación. Acuerda tiempos, señales de alarma y plan de seguimiento para mantener continuidad y seguridad terapéutica.
¿Es posible deprescribir psicofármacos de forma segura?
Sí, con estabilidad clínica mantenida, psicoeducación y reducciones lentas. Planifica con el paciente, monitoriza síntomas de rebote y define criterios para pausar la retirada. Coordina con psiquiatría y atención primaria. El objetivo es sostener la mejoría sin depender innecesariamente de medicación.
¿Cuándo derivar a psiquiatría en adolescentes con consumo de cannabis?
Deriva si hay insomnio marcado, deterioro escolar, episodios psicóticos, ansiedad grave o riesgos familiares. La interconsulta facilita un plan integral: higiene del sueño, reducción de consumo, apoyo escolar y psicoeducación familiar. Revisa en pocas semanas y ajusta según evolución y adherencia.